domingo, 22 de marzo de 2015

LA ROSCGAE EN EL DÍA MUNDIAL DEL AGUA



Hasta el advenimiento de la modernidad, el capitalismo y su industria cultural, la mayoría de los pueblos del mundo hablaban con lenguajes que pretendían comunicarse con sus entornos, lenguajes que adecuaban la vida humana a los astros, las estaciones, al agua y al resto de elementos y formas de vida. El lenguaje era construido cotidianamente a imagen y semejanza de los procesos y ritos del entorno natural del hombre, nos decían que el agua es  un ser vivo y  generador de la vida. Por eso las nacionalidades y pueblos originarios conversan con el agua, la trataban con cariño y la cuidaban. Las plantas, los animales y las personas, nos necesitamos para vivir.  Con el triunfo y consecuente hegemonía del pensamiento racional-mecanicista en el mundo occidental, y su posterior extensión al resto del mundo, comenzó el proceso de desacralización de la vida y de la naturaleza; los seres vivos, los paisajes, las estrellas, el tiempo, el viento, el sol y sobre todo el agua fueron convertidos en simples objetos de estudio, en conceptos vacíos, despojados de toda forma de belleza y reverencia.

La visión mágica, poética del mundo, tan necesaria para la participación e integración del hombre con su entorno natural, comenzó a debilitarse. Comenzamos a perder nuestra capacidad de hablar con la naturaleza y de entender lo que ella nos dice, ya que a pesar que el  agua sigue leyes naturales, depende del tiempo, clima y las condiciones del territorio, su uso adecuado implica la utilización de conocimientos aprendidos a lo largo de muchos siglos y trasmitidos de generación en generación.

En la actualidad hay millones de niños y niñas en el mundo que sufren por falta de agua. En el futuro habrá menos agua para vivir dos de cada tres personas no tendrán agua suficiente para vivir, habrá menos producción de alimentos, aumento de enfermedades infecciosas, destrucción de ecosistemas… los conflictos sociales, serán las graves consecuencias de esta escasez.

 La agricultura industrializada  es uno de los principales responsables de la creciente
contaminación de los recursos hídricos, a la que se suman los efluentes urbanos e industriales. El volumen de nutrientes  químicos  sintéticos de la agricultura industrializada, junto con la toxicidad de herbicidas y pesticidas, están ocasionando un serio deterioro de las aguas superficiales y subterráneas. 

A ello se suma la ausencia de un tratamiento adecuado de las aguas de los complejos industriales, sobre todo en los territorios periféricos, donde es prácticamente inexistente. Lo cual provoca  la creciente eutrofización y contaminación de muchos ríos y quebradas, además de un impacto en ascenso en el mar y en las zonas litorales con presión urbano-industrial y turística.

Pero también las multinacionales como Nestlé, Coca Cola, Pepsi y otras irrumpen cada vez más en el mundo del agua embotellada, al tiempo que se apropian fraudulentamente  de  los manantiales y reservas de  este preciado recurso. Un mercado en fuerte expansión en muchos territorios del mundo, ya que es un gran negocio, pues su precio suele ser más de 1000 veces al precio de la que sale por la llave o grifo. Y ello hace que el agua  embotellada rivalice ya con el petróleo como la mercancía que genera más dinero; un litro de agua embotellada “vale” más que uno de gasolina. Como vemos el consumo mundial de agua dulce es enormemente desigual,  está muy relacionado con los niveles de renta, y hay más de 1000 millones de personas que no tienen acceso directo a este recurso básico para la vida y la  apropiación del agua por algunos sectores que buscan el lucro particular como las empresas mineras, industriales, agrícolas,  transnacionales,  que quitan el derecho a la gran mayoría de las personas, plantas, animales. Es decir, le arrebatan el derecho a la vida a la propia naturaleza. Recordemos en este día, que si hay agua, habrá producción de alimentos, salud, ecosistemas equilibrados, personas y comunidades que han alcanzado esa hermosa profesión de vivir y permitir que los demás vivan con dignidad.


Gustavo Quezada Z.
SECRETARIO EJECUTIVO ROSCGAE

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